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jueves, 15 de mayo de 2014

Evaluación de los aprendizajes en los entornos virtuales (Lectura 8)



Este trabajo constituye el producto de la actividad 3 subdividida en dos partes, 3.a y 3.b las cuales fueron publicadas en mi blog para conocimiento de los participantes de la V cohorte del Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Fermín Toro en el marco de la asignatura Electiva III: Paradigma de Evaluación Educativa, bajo la facilitación del profesor Ramón Reyes.

Actividad 3.a 

Análisis de un artículo ofrecido como referencia (*) y precisión de una de las ideas desarrolladas en él para luego contrastarla con otro dos artículos (seleccionados por el participante) con cuya autores tenga, con uno coincidencia, y con el otro, contraste en sus enfoques para abordar el tema y, finalmente fijar posición personal. 

Cometido 1. Resumir el artículo de referencia (*) ofrecido por el facilitador: (*) Evaluación de competencias en entornos virtuales de aprendizaje y docencia universitaria de Zapata, Miguel (2010), Revista en línea: RED, Docencia universitaria en la Sociedad del Conocimiento, Año 10, Nº 1, disponible en: http://www.um.es/ead/reddusc/1/
La idea central de este artículo es la evaluación de competencias en los entornos virtuales desde varios puntos de vista como lo son, entre otros, sentido y significado de las competencias así como la problemática de la evaluación de las competencias de aprendizaje ante la inminencia del fraude y la necesidad de mantener la integridad académica en la formación “on line” a partir de instrumentos orientadores que consideran el marco normativo institucional.

En este sentido el autor reseña la experiencia práctica de una metodología de evaluación de competencias en entornos virtuales a partir de la aplicación de instrumentos previamente adaptados al tipo de competencia que se quiere lograr y que se pretende evaluar. Al respecto, se parte de la existencia de diversidad de instrumentos para evaluar conocimientos, procedimientos y actitudes que van desde las pruebas objetivas hasta el portafolio pasando por aquellos que tienen que ver con las metodologías de indagación. Por otro lado, se reseña como instrumento de evaluación el uso y elaboración de guías didácticas de manera que el estudiante tenga claro en qué contexto y con qué objetivos competenciales se incluyen las actividades de aprendizaje y de evaluación.

La intención del autor es la de indagar sobre la normativa institucional existente que regule la evaluación de aprendizajes y las competencias a través de la aplicación de instrumentos; si existe alguna normativa o “recomendaciones” sobre la evaluación de conocimiento y qué garantías hay de considerarse criterios de calidad con fundamentación en políticas institucionales que limiten el fraude académico.
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Cometido 2. Análisis de un ensayo (**) para detectar coincidencias entre los planteamientos hechos en el artículo de referencia: Evaluación de competencias en entornos virtuales de aprendizaje y docencia universitaria de Zapata, Miguel (2010) y el artículo (**) Consideraciones técnico-pedagógicas en la construcción de listas de cotejo, escalas de calificación y matrices de valoración para la evaluación de los aprendizajes en la Universidad Estatal a Distancia de Gómez, G. et al (2013) en Universidad Estatal a Distancia (UNED) disponible en: http://bit.ly/1gjwNv7

La idea central de este artículo es la de exponer algunas consideraciones técnico-pedagógicas para la construcción de instrumentos para la evaluación de los aprendizajes en la  educación a distancia basándose en que la evaluación de los aprendizaje es una actividad muy significativa que involucra elementos  relevantes para la toma de decisiones  inherentes a la formación estudiantil.

Al respecto, los autores fundamentan las consideraciones técnico-pedagógicas que proponen aplicar para la evaluación de los aprendizajes en la normativa institucional, específicamente en el General Estudiantil de la UNED, en el cual se deja claro que los aspectos claves sobre la evaluación y que los docentes tienen como responsabilidad conocerlos para aplicarlos y de esta manera velar por las condiciones técnicas de validez y de confiabilidad de los instrumentos de evaluación.

A partir de esta normativa que regula el proceso de evaluación en la UNED se construyen instrumentos como listas de cotejo, escalas de calificaciones los cuales permiten calificar las actividades de aprendizaje y evaluación que los docentes diseñen. Esto significa que, las estrategias de evaluación que los docentes utilicen durante el proceso de formación para determinar logros de aprendizaje de los estudiantes tienen sustento en la normativa institucional y las propuestas del diseño instruccional.

En conclusión, apreciamos que la idea central que destaca en este artículo coincide con la del artículo de referencia (Zapata, Miguel, 2010) en el sentido de que ambos dan relevancia a los aspectos normativos institucionales que regulan el proceso de evaluación de los aprendizajes en la educación a distancia.
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Cometido 3Análisis del ensayo: Hacia un Código de Ética para la educación virtual de Martínez, Eduardo (2014) disponible en http://bit.ly/1oVbCPS para detectar  diferencias entre su planteamiento y los de (a) Zapata, Miguel (2010) en el artículo de referencia: Evaluación de competencias en entornos virtuales de aprendizaje y docencia universitaria y (b) Gómez, G. et al (2013): Consideraciones técnico-pedagógicas en la construcción de listas de cotejo, escalas de calificación y matrices de valoración para la evaluación de los aprendizajes en la Universidad Estatal a Distancia.

El ensayo de Martínez (2014) gira en torno a su preocupación porque los profesores y directivos de las instituciones universitarias que ofrecen educación virtual asuman la ética como mecanismo para la regulación de las interacciones entre los actores inmersos en esta modalidad educativa de manera que se pueda asegurar que el estudiante hable con la verdad, que en sus actividades de aprendizaje priven sus ideas propias y que se cultiven valores como el respeto, la responsabilidad, la justicia, el trabajo colaborativo, el autoaprendizaje, el compromiso y la solidaridad.
Al respecto, agrega que se revisaron códigos de conducta de muchas instituciones educativas y encontraron que estos, en su mayoría, responden a la aplicación de normativas y reglamentos que regulan el comportamiento esperado de los actores involucrados con respecto a la honestidad académica obviando el proceso formativo. En ese sentido propone asumir el Código de Ética para estudiantes y profesores en línea, que diseñó Camuse (2010), el cual permea el desarrollo de valores y principios éticos de estudiantes y profesores en los entornos virtuales basado en las teorías de “las cinco mentes del futuro”, de Gardner (2008): la mente disciplinada, la mente sintetizadora, la mente creativa, la mente respetuosa y la mente ética.
Esta propuesta de código de ética se caracteriza por ser innovadora y por sobresalir del “común denominador” al ser formativa en vez de normativa o reguladora de las conductas de profesores y estudiante como lo asumen los autores del artículo de referencia y el artículo a favor analizados previamente.
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Cometido 4Posición personal en relación con el análisis realizado al artículo de referencia: (a) Evaluación de competencias en entornos virtuales de aprendizaje y docencia universitaria de Zapata, Miguel (2010) y a los ensayos: (b) Consideraciones técnico-pedagógicas en la construcción de listas de cotejo, escalas de calificación y matrices de valoración para la evaluación de los aprendizajes en la Universidad Estatal a Distancia de Gómez, G. et al (2013) y (c) Hacia un Código de Ética para la educación virtual de Martínez, E., (2014).

El tema de la evaluación de los aprendizajes resulta muy interesante en cualquiera de las modalidades de estudio que se ofrezca y especialmente en los entornos virtuales de aprendizaje a fin de garantizar la calidad de las competencias que se forman. Esta calidad ha venido siendo cuestionada permanentemente y las debilidades  las observamos tanto en la educación a distancia como en la educación presencial. De la misma manera, se ha detectado cómo de modo irresponsable se ha trasladado a la educación virtual o e-learning las mismas prácticas evaluativas de la educación tradicional.
Ante esta necesidad de asegurar la calidad de los estudios a distancia las instituciones educativas han dirigido esfuerzos en materia de investigación para buscar una salida y han propuesto alternativas para enfrentar la deshonestidad académica, evitar la suplantación de identidades y el fraude. Algunas de las acciones han estado dirigidas hacia el uso de estrategias que impidan al “impostor”  avanzar en la asignatura, limitándolo en la tarea de hacer trampas estableciendo normas que regulen esta práctica indebida, entre otras. Estas han sido las iniciativas más comunes, más regulatorias que formativas,  y las observamos en los análisis de los trabajos de Zapata (2010) y Gómez (2013).
Por otro lado están las acciones más formativas que normativas que propone Martínez (2014), las cuales compartimos, que sugieren el uso de un código de ética que se incorpore al currículo y que lo permee  con el fin de cultivar valores y principios éticos en profesores y estudiantes más que en acciones punitivas.

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