La siguiente
entrada (actividad 1.b) se realiza en el marco de la asignatura Electiva III:
Paradigma de Evaluación Educativa, bajo la facilitación del Dr. Ramón Reyes, de
la V cohorte del Doctorado en Ciencias de la Educación que ofrece la
Universidad Fermín Toro.
Actividad 1.b Análisis de un artículo ofrecido como referencia
(*) y precisión de una de las ideas desarrolladas en él para luego contrastarla
con otro dos artículos (seleccionados por el participante) con cuya autores
tenga, con uno coincidencia, y con el otro, contrastes en sus enfoques para
abordar el tema y finalmente fijar posición personal.
Cometido 1.b. Análisis del artículo de referencia (*) ofrecido
por el facilitador.
(*) Título del artículo de
referencia: El currículo y la educación a distancia.
Autor: Iriondo, Walter (2013).
Fuente: AIESAD, Revista RIED, V 16:1http://bit.ly/1jjFalH
Este autor en su
ensayo resalta el papel de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC) en los procesos de enseñanza y de aprendizaje especialmente en la
modalidad de estudios a distancia (EaD). Iriondo (2013), apoya la idea de la integración
de las TIC en los diseños curriculares de los EaD desde la perspectiva de tres
dimensiones que permiten comprender la inclusión de las TIC en el currículo de
la EaD: (a) currículo como planificación de actividades de aprendizaje, (b) currículo
como contenido a ser desarrollado, y, (c) currículo como realidad interactiva.
Centrándonos en
el planteamiento de la primera dimensión podemos observar que este autor, en el
marco de un nuevo paradigma, subraya la necesidad de fundamentarse en modelos
que respondan a la EaD los cuales destaquen el rol de las tecnologías “como
apoyo” de la dimensión pedagógica; que vaya más allá de los contenidos y
considere las experiencias de quien aprende en donde la pedagogía debe tener el
mayor peso en los procesos de enseñanza y aprendizaje y donde las TIC configuren
el andamiaje que los sustente.
La concepción
paradigmática de la planificación del currículo de los cursos en la modalidad
de EaD debe cambiar y considerar, entre otros aspectos, al estudiante como ente
activo, autónomo y responsable de su aprendizaje; los estilos de aprendizaje (EA); el diseño
instruccional; la selección adecuada de recursos didácticos de acuerdo con los
EA, el proceso de evaluación y el soporte
en línea tanto de contenido académico como del quehacer estudiantil.
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Cometido
2.b. Análisis de un artículo (**) para detectar coincidencias con
los planteamientos hechos en el ensayo de referencia: El currículo y la
educación a distancia de Iriondo, Walter
(2013).
(***)
Título del artículo: El aprendizaje autónomo en la educación a distancia.
Autora: Manrique, Lileya
(2004).
Fuente: Ponencia
presentada en el Primer Congreso Virtual Latinoamericano de Educación a
Distancia. http://bit.ly/1ppJhmy
Producto
del análisis crítico del artículo de
Manrique (2004) se encontró su
afirmación de que el éxito de los programas de educación a distancia (EaD) no está
asegurado sólo con la incorporación de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación sino que también es muy significativo la relevancia que demos a la
actuación del estudiante en su proceso de aprendizaje. Es necesario propiciar
el logro de su autonomía y de que se haga responsable de su propio aprendizaje.
En esta
precisión de Manrique apreciamos el encuentro de punto de vista con Irondo
(2013) al otorgarle preeminencia al aspecto pedagógico sobre lo tecnológico
donde este último es el medio y apoyo pero no el fin, que si lo es lo
pedagógico. Esto es, una concepción del currículo como planificación integrando
en él la autonomía del estudiante como fin para su éxito en el logro de
aprendizajes en la modalidad EaD.
En este sentido,
propone que la autonomía del estudiante
es posible a través del “aprendizaje estratégico” proceso durante el cual se propicia en los estudiantes
la adquisición y desarrollo progresivo de habilidades tecnológicas y de estrategias
de aprendizaje para enfrentar situaciones de aprendizaje y lograr “aprender a
aprender”, es decir, el aprendizaje autónomo.
¿Pero cómo
propiciar esta autonomía? El autor señala que es un proceso a lo largo de la formación del estudiante que
considera estrategias afectivo-emocionales; estrategias de auto planificación;
estrategias de autorregulación y estrategias de evaluación para desarrollar sus
capacidades y hace uso óptimo de los recursos disponibles.
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Cometido 3.b Análisis de un artículo (***) para detectar
contrastes con los planteamientos realizados en el artículo de referencia: El
currículo y la educación a distancia de
Iriondo, Walter (2013).
(**) Título del artículo: Modelo
tecnológico en línea de Aprendizaje electrónico mixto (o Blended learning) para
el desarrollo profesional docente de estudiantes en formación, con énfasis en
el trabajo colaborativo virtual.
Autora: Beatriz Fainholc (2008).
Fuente: RED.
Revista de Educación a Distancia. Nº 21 en: http://bit.ly/1kPI45T
Este autor en su
trabajo describe su experiencia en la aplicación de la modalidad de estudios
combinado (semipresencial) en su cátedra de Tecnología Educativa y propone un
modelo curricular tecnológico para el aprendizaje de los estudiantes
matriculados en la carrera Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional
de la Plata.
Aunque el autor
en los objetivos de la investigación deja claro que su propuesta de aprendizaje
es “tecnológica”, se aprecia en la misma el valor pedagógico y reconoce el “respeto y el
acompañamiento” que se debe dar al estudiante, de acuerdo a los estilos cognitivos, para propiciar el trabajo
colaborativo y el logro de los aprendizajes. Especulamos que denomina a su
propuesta de “tecnológica”, como una etiqueta por estar apoyada en los recursos
digitales e internet, sin embargo, su discurso la califica como una propuesta
de “formación vivencial” y de producción de conocimiento basado en el modelo
fenomenológico lo que más bien la ubica dentro de un enfoque curricular práctico y/o crítico en el cual el profesor se involucra junto a
sus estudiantes en el aprendizaje.
No obstante, se
aprecia en la metodología de trabajo la relevancia que se da a las herramientas
tecnológicas, la evaluación de los aprendizajes y la calificación de la
experiencia como “buenas prácticas” como lo significativo sin considerar, al
menos no se hizo énfasis, la dimensión pedagógica, que plantea Iriondo (2013)
en el artículo de referencia de contemplar en el currículo el objetivo de
propiciar la autonomía del estudiante en la modalidad de EaD.
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Cometido 4.b. Posición personal en relación con el análisis
realizado al artículo de referencia: (a) El
currículo y la educación a distancia, de Iriondo (2013) y a los
ensayos: (b) El aprendizaje autónomo en
la educación a distancia, de Manrique (2004) y (c) Modelo tecnológico en línea de Aprendizaje electrónico mixto (o Blended
learning) para el desarrollo profesional docente de estudiantes en formación,
con énfasis en el trabajo colaborativo virtual, de Fainholc (2008).
Una de las críticas que mayormente se hace a los
estudios por la modalidad a distancia es la inserción de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación en los currículos de los programas que ofrecen, en
las modalidades semipresencial o virtual, muchas instituciones educativas de
manera aislada sin considerar su dimensión didáctica. El resultado son
currículos técnicos pedagógicamente desfasados.
El enfoque
curricular tecnológico hace énfasis en los resultados obviando los aprendizajes
ocurridos a lo largo del proceso; el profesor es considerado como quien
desarrolla habilidades y destrezas en sus estudiantes cuyo rol se reduce al uso
de las teorías preestablecidas. En fin, bajo esta perspectiva el currículo
considera la dimensión planificación,
pero, priva lo tecnológico y lo técnico sobre lo pedagógico y
social-cultural.
Por ello, las
posturas actuales, en torno a la dimensión
del currículo como planificación, con las cuales estamos de acuerdo, apuntan
hacia un currículo crítico que reconozca que la planificación de los
aprendizajes debe hacerse fundamentada en modelos curriculares centrados en el
proceso de aprendizaje y que surjan como producto de la relación de la teoría
(preceptos) con la práctica (el quehacer diario del estudiante, sus
vivencias y logros en el aprendizaje) en
los cuales los estudiantes sean: agentes activos, responsables de sus propios
aprendizajes y autoreflexivos y que confronten sus ideas con las de sus pares y
de los docentes para lograr sus aprendizaje. Esta posición es lo que Fainholc
(2008) denomina “modelo fenomenológico” y que Iriondo (2013) considera que propicia
la autonomía del estudiante.
1 comentario:
La educación a distancia requiere del estudiante compromiso, a fin que este establezca los momentos oportunos de realizar las actividades pedagógicas así como los materiales que utilice, por ello la Universidad Nacional Abierta lo denomina estudio del comportamiento independiente.
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