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domingo, 20 de abril de 2014

El currículo y la educación a distancia (Lectura 3)

La siguiente entrada (actividad 1.b) se realiza en el marco de la asignatura Electiva III: Paradigma de Evaluación Educativa, bajo la facilitación del Dr. Ramón Reyes, de la V cohorte del Doctorado en Ciencias de la Educación que ofrece la Universidad Fermín Toro.
Actividad 1.b Análisis de un artículo ofrecido como referencia (*) y precisión de una de las ideas desarrolladas en él para luego contrastarla con otro dos artículos (seleccionados por el participante) con cuya autores tenga, con uno coincidencia, y con el otro, contrastes en sus enfoques para abordar el tema y finalmente fijar posición personal.
Cometido 1.b. Análisis del artículo de referencia (*) ofrecido por el facilitador.
(*) Título del artículo de referencia: El currículo y la educación a distancia.
Autor: Iriondo, Walter (2013).

Este autor en su ensayo resalta el papel de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en los procesos de enseñanza y de aprendizaje especialmente en la modalidad de estudios a distancia (EaD). Iriondo (2013), apoya la idea de la integración de las TIC en los diseños curriculares de los EaD desde la perspectiva de tres dimensiones que permiten comprender la inclusión de las TIC en el currículo de la EaD: (a) currículo como planificación de actividades de aprendizaje, (b) currículo como contenido a ser desarrollado, y, (c) currículo como realidad interactiva.
Centrándonos en el planteamiento de la primera dimensión podemos observar que este autor, en el marco de un nuevo paradigma, subraya la necesidad de fundamentarse en modelos que respondan a la EaD los cuales destaquen el rol de las tecnologías “como apoyo” de la dimensión pedagógica; que vaya más allá de los contenidos y considere las experiencias de quien aprende en donde la pedagogía debe tener el mayor peso en los procesos de enseñanza y aprendizaje y donde las TIC configuren el andamiaje que los sustente.
La concepción paradigmática de la planificación del currículo de los cursos en la modalidad de EaD debe cambiar y considerar, entre otros aspectos, al estudiante como ente activo, autónomo y responsable de su aprendizaje;  los estilos de aprendizaje (EA); el diseño instruccional; la selección adecuada de recursos didácticos de acuerdo con los EA, el proceso de evaluación y el soporte  en línea tanto de contenido académico como del quehacer estudiantil.
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 Cometido 2.b. Análisis de un artículo (**) para detectar coincidencias con los planteamientos hechos en el ensayo de referencia: El currículo y la educación a distancia de  Iriondo, Walter (2013).

 (***) Título del artículo: El aprendizaje autónomo en la educación a distancia.
Autora: Manrique,  Lileya (2004).
Fuente: Ponencia presentada en el Primer Congreso Virtual Latinoamericano de Educación a Distancia. http://bit.ly/1ppJhmy

Producto del  análisis crítico del artículo de Manrique (2004)  se encontró su afirmación de que el éxito de los programas de educación a distancia (EaD) no está asegurado sólo con la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación sino que también es muy significativo la relevancia que demos a la actuación del estudiante en su proceso de aprendizaje. Es necesario propiciar el logro de su autonomía y de que se haga responsable de su propio aprendizaje.
En esta precisión de Manrique apreciamos el encuentro de punto de vista con Irondo (2013) al otorgarle preeminencia al aspecto pedagógico sobre lo tecnológico donde este último es el medio y apoyo pero no el fin, que si lo es lo pedagógico. Esto es, una concepción del currículo como planificación integrando en él la autonomía del estudiante como fin para su éxito en el logro de aprendizajes en la modalidad EaD.
En este sentido, propone  que la autonomía del estudiante es posible a través del “aprendizaje estratégico”  proceso durante el cual se propicia en los estudiantes la adquisición y desarrollo progresivo de habilidades tecnológicas y de estrategias de aprendizaje para enfrentar situaciones de aprendizaje y lograr “aprender a aprender”, es decir, el aprendizaje autónomo.
¿Pero cómo propiciar esta autonomía? El autor señala que es un proceso  a lo largo de la formación del estudiante que considera estrategias afectivo-emocionales; estrategias de auto planificación; estrategias de autorregulación y estrategias de evaluación para desarrollar sus capacidades y hace uso óptimo de los recursos disponibles.
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 Cometido 3.b Análisis de un artículo (***) para detectar contrastes con los planteamientos realizados en el artículo de referencia: El currículo y la educación a distancia de  Iriondo, Walter (2013).

(**) Título del artículo: Modelo tecnológico en línea de Aprendizaje electrónico mixto (o Blended learning) para el desarrollo profesional docente de estudiantes en formación, con énfasis en el trabajo colaborativo virtual.
Autora: Beatriz Fainholc (2008).
Fuente: RED. Revista de Educación a Distancia. Nº 21 en: http://bit.ly/1kPI45T

Este autor en su trabajo describe su experiencia en la aplicación de la modalidad de estudios combinado (semipresencial) en su cátedra de Tecnología Educativa y propone un modelo curricular tecnológico para el aprendizaje de los estudiantes matriculados en la carrera Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de la Plata.
Aunque el autor en los objetivos de la investigación deja claro que su propuesta de aprendizaje es “tecnológica”, se aprecia en la misma el valor  pedagógico y reconoce el “respeto y el acompañamiento” que se debe dar al estudiante, de acuerdo a los estilos  cognitivos, para propiciar el trabajo colaborativo y el logro de los aprendizajes. Especulamos que denomina a su propuesta de “tecnológica”, como una etiqueta por estar apoyada en los recursos digitales e internet, sin embargo, su discurso la califica como una propuesta de “formación vivencial” y de producción de conocimiento basado en el modelo fenomenológico lo que más bien la ubica dentro de un enfoque curricular  práctico y/o crítico  en el cual el profesor se involucra junto a sus estudiantes en el aprendizaje.
No obstante, se aprecia en la metodología de trabajo la relevancia que se da a las herramientas tecnológicas, la evaluación de los aprendizajes y la calificación de la experiencia como “buenas prácticas” como lo significativo sin considerar, al menos no se hizo énfasis, la dimensión pedagógica, que plantea Iriondo (2013) en el artículo de referencia de contemplar en el currículo el objetivo de propiciar la autonomía del estudiante en la modalidad de EaD. 
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Cometido 4.b. Posición personal en relación con el análisis realizado al artículo de referencia: (a) El currículo y la educación a distancia, de Iriondo (2013) y a los ensayos: (b) El aprendizaje autónomo en la educación a distancia, de Manrique (2004) y (c) Modelo tecnológico en línea de Aprendizaje electrónico mixto (o Blended learning) para el desarrollo profesional docente de estudiantes en formación, con énfasis en el trabajo colaborativo virtual, de Fainholc (2008).
Una de  las críticas que mayormente se hace a los estudios por la modalidad a distancia es la inserción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en los currículos de los programas que ofrecen, en las modalidades semipresencial o virtual, muchas instituciones educativas de manera aislada sin considerar su dimensión didáctica. El resultado son currículos técnicos pedagógicamente desfasados.
El enfoque curricular tecnológico hace énfasis en los resultados obviando los aprendizajes ocurridos a lo largo del proceso; el profesor es considerado como quien desarrolla habilidades y destrezas en sus estudiantes cuyo rol se reduce al uso de las teorías preestablecidas. En fin, bajo esta perspectiva el currículo considera la dimensión planificación,  pero, priva lo tecnológico y lo técnico sobre lo pedagógico y social-cultural.
Por ello, las posturas actuales, en torno a la dimensión  del currículo como planificación, con las cuales estamos de acuerdo, apuntan hacia un currículo crítico que reconozca que la planificación de los aprendizajes debe hacerse fundamentada en modelos curriculares centrados en el proceso de aprendizaje y que surjan como producto de la relación de la teoría (preceptos) con la práctica (el quehacer diario del estudiante, sus vivencias  y logros en el aprendizaje) en los cuales los estudiantes sean: agentes activos, responsables de sus propios aprendizajes y autoreflexivos y que confronten sus ideas con las de sus pares y de los docentes para lograr sus aprendizaje. Esta posición es lo que Fainholc (2008) denomina “modelo fenomenológico” y que Iriondo (2013) considera que propicia la autonomía del estudiante.



1 comentario:

Unknown dijo...

La educación a distancia requiere del estudiante compromiso, a fin que este establezca los momentos oportunos de realizar las actividades pedagógicas así como los materiales que utilice, por ello la Universidad Nacional Abierta lo denomina estudio del comportamiento independiente.