Partiendo de esta premisa podemos agregar que quienes si le han sacado provecho a los medios es el sector empresarial, quienes en ningún momento lo han ignorado. De los educadores y de los teóricos de la educación no podemos decir lo mismo por cuanto estos durante mucho tiempo se han resistido debido a que han confundido los medios con los fines, o porque en otros casos le han dedicado la mayor atención a la palabra escrita y oral subestimando el valor que ofrece las tecnologías de la información y la comunicación para contribuir en el proceso de aprendizaje.
Hoy, a la luz de los avances de las ciencias y las tecnologías y en el marco de una sociedad de conocimientos dispuesta a adaptarse a los cambios se hace necesario repensar en la relación “medios-conocimientos” de manera de seleccionar el mejor soporte de acuerdo con la naturaleza del conocimiento a transmitir, es decir, que el problema no está sólo en el conocimiento a enseñar, el lenguaje a utilizar, la diferencia generacional; más bien se trata de pensar en “cómo enseñar” lo que queremos, atendiendo a la creatividad y los nuevos tiempos en donde la herramienta para construir el conocimiento está en las tecnologías de la información y la comunicación.
Si bien en el pasado existía escepticismo en cuanto a la educación a distancia debido, entre otras cosas, a que no se conocía en muchos casos quien estaba detrás de todo esto, hoy día con las tecnologías de la información y comunicación hacen que la educación a distancia adquiera una nueva dimensión en la transferencia de la información y de la comunicación que le haga más aceptada por la sociedad, dimensión que no sólo incluye los aspectos técnicos sino también los institucionales, éticos y reglamentarios.
Las instituciones educativas interesadas en ofrecer educación a distancia deben, como lo señala Pereira y Nogueira[1] considerar la tríada “Credibilidad Institucional (CI), Autorización Gubernamental (AG) y Reconocimiento Social (RS)”. Las propuestas para realizar cursos bajo la modalidad de educación a distancia, no sólo involucran los aspectos de cursos, como pedagogías, materiales educativos, finalidad y misión de la institución. Es necesario además considerar la legislación vigente del país, la idiosincrasia, los recursos tecnológicos disponibles, entre otros, para poder de esta manera tener una aceptación social tanto de la sociedad como de las empresas que contratan a personas formadas en ésta modalidad.
Las tecnologías de la información y la comunicación están influyendo es los distintos ámbitos de la sociedad, por qué no hacerlo en el terreno educativo, llámese educación presencial o educación a distancia. Esto ya es un hecho y como prueba observamos que cada vez más instituciones educativas hacen uso de las tecnologías de información para desarrollar actividades docentes y administrativas (Cabero)[2]
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